Soul

Pixar es un estudio que ha demostrado en múltiples ocasiones su capacidad para contar historias profundas, emocionales y filosóficas. Con Soul (2020), dirigida por Pete Docter y Kemp Powers, la compañía lleva esta tradición a un nivel aún más introspectivo, abordando temas como la vocación, la vida después de la muerte y el propósito de la existencia. Si bien la película ha sido ampliamente elogiada por su ambición conceptual y su deslumbrante animación, también presenta ciertos puntos débiles que vale la pena analizar.

Uno de los mayores aciertos de Soul es su valentía al tratar temas abstractos y filosóficos que pocas películas animadas han abordado de manera tan directa. La historia sigue a Joe Gardner, un músico de jazz que, tras sufrir un accidente fatal, se encuentra atrapado entre la vida y la muerte en un lugar conocido como «El Gran Antes», donde las almas se preparan para nacer en la Tierra.

El concepto de un «más allá» y un «más antes» se presenta con una estética minimalista, elegante y simbólica, lo que contribuye a la atmósfera reflexiva de la película. Sin embargo, el guion no siempre logra equilibrar su tono. En algunos momentos, Soul es profundamente filosófica y metafísica, mientras que en otros cae en convenciones narrativas más típicas de Pixar, como el humor ligero y la dinámica de «compañero de viaje» entre Joe y el personaje 22, una alma rebelde que se resiste a encarnar.

Si bien esta dualidad hace que la película sea accesible para el público infantil, también puede generar una desconexión entre las distintas capas de la historia. Mientras que adultos y cinéfilos pueden apreciar las reflexiones existenciales, los espectadores más jóvenes pueden sentirse menos involucrados con la complejidad de la trama.

Joe Gardner es un personaje interesante y, en muchos aspectos, uno de los más humanos que Pixar ha creado. Su pasión por el jazz y su lucha por encontrar sentido en su vida profesional y personal lo convierten en un protagonista con el que muchos pueden identificarse. No obstante, su arco argumental sigue un patrón predecible: un personaje obsesionado con un sueño que aprende que la vida no se trata solo de metas, sino de disfrutar el camino.

Esta enseñanza, aunque conmovedora, no resulta particularmente novedosa dentro de la filmografía de Pixar. Películas como Up (2009) y Ratatouille (2007) han explorado mensajes similares con mayor sutileza y sin depender tanto de elementos sobrenaturales para desarrollar la evolución de sus personajes.

Si hay algo en lo que Soul brilla sin discusión es en su apartado visual. La representación de Nueva York es vibrante y realista, llena de pequeños detalles que hacen que la ciudad se sienta auténtica y viva. Por otro lado, el diseño del «Gran Antes» es etéreo y abstracto, con una paleta de colores suaves y líneas estilizadas que contrastan con la estética terrenal de la película.

El diseño de los «consejeros», figuras que guían a las almas en el «Gran Antes», es particularmente innovador. Sus formas geométricas y su estilo artístico evocan la obra de artistas como Pablo Picasso y Joan Miró, dando un aire de modernidad y surrealismo a la película.

La banda sonora, compuesta por Jon Batiste (para las piezas de jazz) y Trent Reznor y Atticus Ross (para la música del «más allá»), es otro de los puntos más fuertes de Soul. El jazz no solo es un elemento temático dentro de la historia, sino que también se convierte en una metáfora sobre la espontaneidad de la vida y la importancia de la improvisación.

Sin embargo, algunos críticos han señalado que la película no explora lo suficiente la cultura del jazz ni el impacto que este género musical tiene en la identidad del protagonista. Aunque Soul hace un gran trabajo al mostrar la pasión de Joe por la música, se podría haber profundizado más en la conexión del jazz con la comunidad afroamericana y su influencia cultural.

Soul es, sin duda, una de las películas más audaces de Pixar en términos temáticos y visuales. Su mensaje sobre la importancia de vivir el presente y encontrar belleza en los momentos cotidianos resuena con fuerza, especialmente en una sociedad obsesionada con la productividad y el éxito.

Sin embargo, su guion no siempre logra equilibrar su profundidad filosófica con una narrativa fluida, lo que puede hacer que algunos espectadores la sientan desconectada en ciertos momentos. A pesar de esto, la película sigue siendo una experiencia visual y emocionalmente rica, que invita a la reflexión y deja una impresión duradera.

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